¿ VENUS ?
Mundo
bañado por aleatoria claridad,
los
rayos se cruzan en el firmamento.
Veo
una justa criatura
y
en sus ojos el dolor observo,
son
espesas selvas inalcanzables.
La
esmeralda y el sueño de Selene
tiñen
tus miradas, al rozar la luz.
No
fundas tu belleza inmortal
con
terrenales turbas.
Pero
la luz no cesa,
surgen
reflejos del mundo corrupto,
mutable,
arduo, mortal e impuro.
Quiero
huir...
Alzo
mi alma hacia el Sol.
¡
No ! No puedo, dañan mi mirada
corrientes
luminosas destruyen
el
cielo cada día.
Cielo.
¿ Qué eres sino un navegante
sufriendo
la tempestad de ese
poderoso y sumo manantial ?
Luz,
trasuntos colores, frío, calor,
viento,
nieve, polvo, granizo...
Aire,
fuego, agua, tierra en tí.
¡
Cuán barro modelas deformes seres
tras
la vasta y bárbara invasión
que
esconde tu sustancia sin motivo !
¡
No ! Huyo y vuelo, surco el mar.
Mar
de destrucción y hallo...
Oscuridad
ideal, incrementa su belleza
los
celestes cuerpos. El fuego me atrae...
¡
Mágico lugar ! Deseo escuchar armonías
sin sonido : Más de cinco dioses
danzan
al
ritmo del movimiento eterno...
Allá,
a lo lejos, puntos fijos
giran
al son de musicales sustancias.
¡
Ya los alcanzo ! Los siento sin tocarlos,
los
miro sin verlos. Existen ajenos
a
las pesadillas de los infiernos.
¡
No ! Sustancias inanes son.
Engaño,
olvido, humana ignorancia,
deseamos
ser dioses, los mortales...
Oigo
sonidos estrambóticos. Partitura inexistente.
¿
Cómo creer en tu existencia ?
Existe
el ritmo, pero no lo hallo.
Busco
en el cielo, y al Hades regreso.
Miles
de cadenas me atan.
¡
Caótico monstruo ! ¿ Por qué torturas
a
las criaturas con tales ideales ?
La
miro de nuevo, y siento
una
cruel contradicción:
Mi
fuego se alza ante ella
y
mi tierra lo apaga.
Muchas
prisiones mundanas me detienen...
Y
pienso...
El
mundo es el sueño de ignorantes criaturas,
pesadillas
nacen para el sabio.
La
realidad demente perdura. ¿ Dónde se encuentra ?
¿
Qué es este universo en tinieblas ?
¡
Preguntas absurdas !
Mas un rayo de luz
levanta cuan ave fénix
mi alma de las cenizas.
Y se alza hacia el cielo
y oigo la armonía perpetua
de las deidades perdidas.
Y casi puedo sentir
el calor del eterno firmamento
que se encuentra sobre nosotros.
La miro de nuevo,
pero un dios me la arrebata
Y caigo del firmamento
al mundano Hades.
¡ Desigual lucha !
De nuevo se oye la eterna
batalla de Prometeo y Zeus
en esta Tierra en penumbras.
El fuego de la pasión
robado del Olimpo renace
sobre la inmensidad de la Tierra.
Mas la ira de Zeus se
materializa en una singular
Caja de Pandora.
Ella abrió el sello
y los infortunios y
sufrimientos
cayeron sobre mí.
Mas quizás aún permanece
en el fondo de esa caja:
La Esperanza...
Juan María Hernández Pérez
(1991)
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